Se recreó en el recuerdo de su imagen, deleitándose... Cómo si quisiera memorizar cada rincón de su cuerpo (cosa que quizás haría).
En ese momento tan sólo quería tirarla en la cama y hacerla estremecer entre sus dedos, con cada caricia, con cada beso, con el roce de su lengua recorriendo lentamente su cuello, pecho, tripa, hasta llegar a su sexo...
Quería oírla gritar, escuchar tan sólo el eco de sus besos y el sonido de sus orgasmos hasta que se quedaran sin voz, hartos y afónicos de placer.
Quería volver a perderse entre las sábanas, sin importar el tiempo que allí permanecieran. Perderse en sus curvas, comerse a besos el uno al otro.
Quería ver esa sonrisa de nuevo, sentir el tacto de su piel con la suya, el color de su pelo, el sonido de su risa, ese susurro en su odio diciendo un "te quiero"...
Simplemente, quería amarla hasta el último momento. Pero ella no estaba. No podría mostrarle sus arduos deseos. No podría encontrarla nunca porque ni siquiera tenía una mínima pista del paradero de la chica que le había robado el corazón.
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