Miró de nuevo aquel colgante, la prueba irrefutable de que todo aquello era realmente cierto. De nuevo una lágrima recorrió su mejilla, dejándo ver que el recuerdo aún seguía atormentándole.
Le quitaron aquello que más le importaba, más que su propia vida, más que todas las riquezas del mundo, más que su libertad.
Después de aquello, tan sólo le quedaba una vida de dolor y venganza. Una vida vivida en el recuerdo de una amor prohibido, de un amor convertido en muerte pero que, a pesar de ello, duraría para siempre.

(Inspirado en
la película

Underworld 3)