El camarero le saludó con un asentimiento de cabeza y le sirvió lo que siempre tomaba, poniéndole lo mismo a la chica que le acompañaba sin molestarse si quiera en preguntar. El local era un antro de mala muerte donde los borrachos contaban sus batallitas en la barra y otros pocos distraídos jugaban al billar. Era deprimente.
- ¿Es aquí a donde traes a todos tus ligues? Porque si es así no me extraña que sigas soltero.
- El hecho de que quieras estar conmigo no te convierte en uno de mis ligues. He de protegerte, sólo eso.
- Venga ya, sólo te estoy pidiendo un poco de diversión.
- Y lo que quiero es seguir vivo -cortó él tajante - Tu madre me mataría si me atreviera a tocarte.
- ¿Perséfone? A ella la importo una mierda. Solo la interesa mantener su poder intacto.
- Puede, pero está enemistada con mi madre - dijo dando un largo trago a su copa, hasta casi agotarla - y por eso motivo se molestaría. Te lo aseguro.
- ¿Por qué mi madre iba a enemistarse con una simple mortal? Sería estúpido.
- Veo que no sabes que soy un Oniros*.
- ¿Qué? - dijo la mujer con tono de sorpresa.
El chico no contestó y ella, una vez se recuperó de su asombro, tomó su vaso y se lo bebió de un trago, después cogiendo su bolso dijo:
- Mira, lo único que te estoy pidiendo es sexo. De dónde vengas y qué te haya encargado mi madre, me es indiferente.
Darien observó cómo Keyla se alejaba contoneándose y mientras su vista se perdía entre sus curvas su mente lamentaba no poder seguirla.
- Ponme otra - le dijo al camarero, tal vez el alcohol le ayudaría a calmarse.


Fragmento de un relato largo que estoy escribiendo en relación con la mitología griega y que en algún momento (tal vez Navidad) se dejará caer por el blog.
Perdón por llevar tantos días desaparecida >.<
Un beso :D

*Oniros: (según la mitología griega) los personificaciones de los sueños. Hijo del sueño (Hipnos) y la noche (Nix).