Alice volvió con la caída de las hojas de noviembre. Supongo que siempre lo hacía en esa época para amortiguar su caída. Seguía sin saber volar.
-Te echaba de menos.
Y empecé a llorar. Hacía meses que no lo hacía. Que no lo necesitaba. Pero con Alice tenía que hacerlo. Había que "purificarse".
Me abrazó y me quitó el invierno de encima. Me acurruqué en los latidos de su corazón y ya no hubo más lágrimas.
Tan ligeras de peso nos quedábamos que acabábamos volando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchos caminaron, pero pocos dejaron huellas... Deja aqui la tuya. Y recuerda que todas las opiniones son bien recibidas siempre y cuando sean educadas (se eliminará cualquier comentario que contenta falta de respeto o spam).
Por lo demás no os corteis, se agradece :)