Ojalá la vida fuera así de fácil. Avanzar y retroceder constantemente. Me equivoco, no pasa nada, puedo rectificar.
Pero no es así.
Lanzo la piedra y cuando me quiero dar cuenta no estoy saltando hacia mi destino tranquilamente sino que avanzo a pasos de gigante y no puedo pararme a lanzar la piedra de nuevo porque pararse es terminar y la cosa no puede acabar aún tengo que seguir, escoger y hacerlo rápido. No hay tiempo para equivocaciones; si por algún casual pasa, me jodo y sigo a la siguiente casilla.
Avanzar, avanzar, avanzar. Y no esperar a los cambios. No. Dejar que lleguen y evolucionar.
Es lo que toca. Es lo que temo, lo que más me asusta. Y lo peor es que eso no puedo cambiarlo porque la vida no es una rayuela, solo podemos seguir hacia adelante sin pausa.
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