-Puedo matarte en cuanto me lo proponga.
- Me gustaría ver cómo lo intentas.

Esas fueron las últimas palabras que le dedicó antes de que se le escapara otra vez. En todos los años que llevaba como policia jamás se había encontrado con un asesino tan resbaladizo como él. Tenía que atraparlo, aquello ya era personal.
Rebuscó de nuevo entre los papeles que había desparramado por su mesa durante tantos días. Nada. Necesitaba algo, una mínima pista que la dijera dónde encontrarle y cómo acabar con él.
- Deberías descansar - oyó a su espalda - llevas noches sin dormir.
- Ya dormiré cuando esté muerta.
Lo que nunca sospechó al decir esas palabras era que descansaría tan pronto. El asesino demostró que no sus palabras mentían.

Bang

Este es un relato que quiero dedicar a mi amiga Mónia.
Con esto quiero empezar algo nuevo en el blog
toda la información sobre el nuevo proyecto aquí.
Un beso, Mist :)