Endulzar la sal

Y llegó de nuevo Noviembre y otra vez apareció Alice en mi vida. Cómo la echaba de menos. Esa pequeña bruja alocada siempre conseguía sacarme un sonrisa.
Aun no había aprendido a aterrizar su escoba, quizá por eso seguía siendo tan volátil, tan "necesito cambiar de aires de vez en cuando".
Aunque hay algo en lo que Alice jamás cambiaría y es que todavía era capaz de endulzar la sal, de hacer feliz al más desdichado, de decir la palabra exacta en el momento adecuado, de conseguir que cada vez que llegaba Noviembre mi vida diera un vuelco.